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COMENTÁRIOS DA LIÇÃO DA ESCOLA SABATINA

SEGUNDO TRIMESTRE DE 2021


Capítulo 4

EL PACTO CON ABRAHAM

Cuando a Abraham le llegó palabra de Dios en Ur de los Caldeos de que debía partir a un lugar que él le mostraría, Abraham no tenía idea de adonde iría (Heb. 11:8, 9). No tenía acceso a un agente de viajes que le reservara un vuelo. No podía ingresar a Internet para ver una galería de imágenes de la tierra de Canaán. A pesar de eso, como veremos, el pacto de Dios con Abraham fue un pacto de gracia y salvación. Dios lo inició movido por su amor (Gén. 12:1,2; 15:7,18; 17:1,2,7). Dios se reveló a Abraham repetidamente como. Jehová (Gén. 12:1; 15:7). Le dijo: "Yo soy tu escudo" (Gén.jj5:i) y: "Yo soy el Dios Todopoderoso" (Gén. 17:1). Esto adquiere un mayor significado a medida que entendemos de dónde vino Abraham y el periodo en el que vivió.1

Al comienzo del tercer milenio antes de Cristo, la ciudad de Ur era la capital de un vasto imperio. Durante el reinado del rey Ur-Nammu, la ciudad experimentó una especie de renacimiento. Las excavaciones realizadas por los británicos revelaron maravillas arquitectónicas increíbles, como el zigurat, la torre de un templo que llegaba hasta los cielos. Del cementerio real se extrajo el tipo de riqueza que todo arqueólogo soñaría encontrar.2 ¿Por qué Dios llamaría a Abraham para que saliera de una ciudad tan espléndida y opulenta? Ciertamente Abraham no lo sabía. Lo único que tenía era la promesa de Dios. Pero primero, era importante que Abraham supiera quién era Dios.

EL DIOS DEL PACTO CON ABRAHAM

Dios se identifica a sí mismo en su discurso a Abraham en Génesis 15:7: "Yo soy el SEÑOR" (NVI). En nuestra Biblia en español, la palabra Señor aparece en letras mayúsculas, debido a que la palabra hebrea era Yahveh, un nombre propio o nombre personal de Dios. Otro nombre, EIohim, generalmente traducido al español como Dios, es el nombre genérico de Dios, en contraste con el nombre personal Yahveh.

Cuando Yahveh se identifica como el que sacó a Abraham de Ur (vers. 7) hace referencia a la iniciación del pacto que hizo con Abraham, registrado en Génesis 12:1 al 3. Dios entabló un pacto de tres etapas con Abraham. La primera aparece en Génesis 12:1 al 3; la segunda en Génesis 15:1 y 21; y la tercera en Génesis 17:1 al 14. La información cronológica de la narración nos revela que Dios participó en el proceso de este pacto de tres etapas con Abraham durante un período de 24 años.

El significado exacto del nombre Yahveh no se puede establecer fácilmente. Se han escrito libros enteros sobre el tema.2 Pero en Éxodo 3:14 Dios mismo explica que el nombre significa "Yo soy el que soy". Esta frase única expresa la realidad de la existencia incondicionada de Dios y su soberanía sobre el pasado, el presente y el futuro. En él residen las iniciativas tanto de la creación como de la salvación, así como el control final sobre el presente y el futuro.

Cuando Abraham tenía 99 años, Yahveh se le apareció de nuevo y se presentó a sí mismo como el "Dios Todopoderoso" (Gén. 17:1). Este nombre (o simplemente el "Todopoderoso") aparece principalmente en dos libros del Antiguo Testamento: Génesis y Job.

El nombre "Dios Todopoderoso" es la traducción del hebreo El Shaddai. El es una palabra semítica genérica para designar la deidad y se usa mayormente en el Antiguo Testamento como sinónimo de Yahveh. Podemos encontrar ejemplos de su uso en Números 23:8,19,22 y 23; 24:4,8,16 y 23; Salmos 16:1; 17:6; 85:8; Isaías 40:18; y 42:5. El origen y el significado exactos del nombre Shaddai no están claros. La traducción "Todopoderoso" en la Biblia parece casi correcta (compárese con Isa. 13:6; Joel 1:15). El énfasis en el "poder" de Dios frente a la fragilidád humana encaja admirablemente con la experiencia de Abraham.

Dios le había"prometido un hijo a Abraham casi un cuarto de siglo antes de los acontecimientos registrados en Génesis 17. Sin embargo, cuando él y Sara vieron que después de diez años aún no tenían ese hijo, Abraham trató de resolver el problema por sus propios medios: se casó con Agar, la sirvienta de su esposa, y engendró a Ismael. Casi una década y media después, cuando Abraham había alcanzado la avanzada edad de 99 años, Dios ratificó su pacto y

le anunció que lo establecería con el nacimiento de un hijo, Isaac, que nacería después de un año (Gén. 17:21). En este momento crucial, Dios se presentó a Abraham como "Dios Todopoderoso"; el Dios para el que nada es imposible. Todo hombre o mujer en apuros, que esté vacilante en la fe como Abraham, puede estar plenamente seguro de que el Dios del pacto es verdaderamente el "Dios Todopoderoso" que logra el cumplimiento de las promesas del pacto en su propio tiempo y sin ayuda humana. Lo que Dios ha prometido, lo puede realizar en cualquier momento.

ABRAHAM, SOCIO DEL PACTO

La elección que Dios hizo de Abraham no se basó en ninguna superioridad inherente que mereciera ser recompensada. Seguramente Abraham fue "fiel entre los infieles, incorrupto en medio de la apostasía prevaleciente, se mantuvo firme en la adoración del único Dios verdadero".3Pero su fidelidad no debe interpretarse como un mérito que le valió el derecho a ser elegido por Dios. La elección de Dios siempre se basa en el amor, la gracia y la misericordia divinos (Deut. 7:6-11).

El registro bíblico de la experiencia de Abraham revela una serie de actos totalmente indignos por parte de alguien que fue elegido para convertirse en socio del pacto de Dios (compárese con Gén. 12:10-20; 16:1-16; 10:1-18). Sin embargo, la peregrinación de Abraham revela un crecimiento y un., avance constantes que alcanzaron alturas de fe prácticamente sin paralelo en la historia de la humanidad (Gén. 18:22-33; 22:1-14).

Al concluir el pacto, Dios le cambió el nombre, de Abram, que significa "padre exaltado", a Abraham, que significa

"padre de una multitud". De hecho, es la primera persona en la Biblia que recibe un nuevo nombre por parte de Dios. Este nuevo nombre indicaba que la relación del nuevo pacto estaba sellada y la promesa divina asegurada: "Te he confirmado como padre de una multitud de naciones" (Gén. 17:5, NVI).

Cuando Dios llamó a Abraham para que saliera de Ur, no solo cumplió su promesa de que este sería padre de muchas naciones, sino que lo llevó a un lugar donde este nuevo pueblo tendría la mayor influencia. Canaán, un puente terrestre entre imperios, era la elección geográfica natural para el pueblo de Dios. Desde Canaán podrían interactuar con los egipcios; las diversas naciones cananeas: Amón, Moab, Edom; y los reinos mesopotámicos al este. Pero también había una razón más personal por la que Dios llamó a Abraham y su familia a salir de Ur en aquel momento. Poco sabía Abraham cuando dejó Ur a finales del tercer milenio antes de Cristo que su prominencia como capital de un imperio floreciente sería de corta duración. El período Ur III llegó a su fin entre el 2004 y 2003 a.C., cuando la ciudad fue destruida por los elamitas.4 Parece que Dios no solo deseaba establecer una gran nación por medicf; de la simiente de Abraham, sino que también quisó personalmente sacar a Abraham de una ciudad que pronto desaparecería.

¿UN PACTO CONDICIONAL O INCONDICIONAL?

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Si el pacto con Abraham era condicional o incondicional es un tema de acalorado debate entre los cristianos de hoy. Una línea de interpretación teológica, denominada dispensacionalismo, hace mucho hincapié en la supuesta incondicionalidad del pacto abrahámico. La Nueva Biblia de Scofield sugiere que el pacto abrahámico revela el propósito soberano de Dios de cumplir por medio de Abraham su plan para Israel y proporcionar el Salvador a todos los que creen. Además, afirma que el cumplimiento final se basa en la promesa divina y el poder de Dios y no en la fidelidad humana.6

Los intérpretes dispensacionalistas argumentan que, así como las promesas al Israel físico eran incondicionales, también lo eran las promesas a las familias de la tierra que se bendecirían en Abraham. La Nueva Biblia de Scofield afirma que "el nuevo pacto [en el que participan los gentiles] [...] asegura la bendición eterna, bajo el Pacto de Abraham, a todos los que creen. Es absolutamente incondicional y, dado que no se le confiere responsabilidad al hombre, es final e irreversible".5 En base a esta interpretación del pacto que Dios hizo con Abraham, muchos cristianos modernos afirman que el estado de Israel, formado en 1948, cumple la promesa que Dios le hizo a Abraham en Génesis 12:1 al 13 y en pasajes posteriores. También creen, por lo tanto, que el estado de Israel jugará un papel importante como nación en la obra final de Dios en la tierra.

Muchos otros cristianos, por otro lado, han encontrado dificultades significativas en la interpretación del pacto abrahámico como un pacto incondicional.6 Elena de White señala en su obra Patriarcasy profetas: "Por este rito [la circuncisión] se comprometían [los descendientes de Abrahamj a cumplir, por su parte, las condiciones del pacto hecho con Abraham".7

El libro de Génesis contiene evidencia que apoya esta tesis. En una declaración explícita, Dios encarga-a Abraham y a su descendencia que "cumpla" (en hebreo smar) el pacto que Dios hizo con ellos (Gén. 17:9, NVI). Esta es la misma palabra que se usa para reclamar el cumplimiento de pactos posteriores en el Antiguo Testamento. Moisés, por ejemplo, tenía que "cumplir" el pacto que Dios había hecho con él, el cual es reconocido por todos como un pacto condicional (Deut. 29:9, NVI). El mismo término cumplir aparece más de treinta veces en el libro de Deuteronomio en relación con el cumplimiento de los mandamientos (ver, por ejemplo, Deut. 4:2). En varias partes de las Escrituras, también se emplea específicamente para la observancia del sábado (Éxo. 31:13,14,16; Deut. 5:12; etc.), así como de ciertas fiestas (Éxo. 13:10; 23:15; 34:18).

En el mismo capítulo del Génesis, también encontramos que el pacto abrahámico ciertamente se puede "romper" (en hebreo, parar; Gén. 17:14, NVI). Fijémonos que esta misma palabra hebrea aparece con frecuencia, exactamente 22 veces en el Antiguo Testamento, como el término típico para expresar la ruptura de un pacto (Lev. 26:15; Deut. 31:16,20; Isa. 24:5; etc.). Evidentemente, según este capítulo en la primera parte de la historia de Abraham, los socios humanos del pacto de Abraham puedep cumplir o romper el pacto, convirtiéndolo sin duda en un pacto condicional.

Otras declaraciones explícitas en Génesis también indican que el pacto abrahámico era condicional, en el sentido de que requería que aquel con el que se hizo el pacto fuera fiel al Señor. Génesis 18:18 y 19 declara: "Ya que él va a ser el padre de una nación grande y fuerte. Le he prometido bendecir por medio de él a todas las naciones del mundo. Yo lo he escogido para que mande a sus hijos y descendientes que obedezcan mis enseñanzas y hagan todo lo que es bueno y correcto, para que yo cumpla todo lo que le he prometido" (DHH). Abraham debía educar a su familia y su casa en el camino del Señor, para que cuando muriera, sus descendientes vivieran como él había vivido. Los descendientes de Abraham también tienen que "obedecer" sus enseñanzas y hacer "todo lo que es bueno y correcto" para que el Señor "cumpla" todo lo que les ha prometido.

La respuesta de fe de Abraham se manifiesta en su obediencia a las instrucciones de Dios, sobretodo en su disposición a sacrificar a Isaac, una actitud sumisa que mantuvo activa la promesa. Un estudio de Génesis 22:16 al 18 es particularmente importante en relación con este tema. Abraham se convierte en el modelo de todos los que son justificados por la fe (Gén. 15:6; ver Rom. 4) y demuestra que la justificación por la fe siempre va acompañada de la obediencia a la ley de Dios (Gén. 26:5).

LA CIRCUNCISIÓN COMO SEÑAL DEL PACTO

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Así como el pacto con Noé estaba acompañado de una señal, también lo estaba el pacto de Abraham. La señal del pacto de Dios con Abraham era la circuncisión. Dios la llamó la "señal del pacto entre tú y yo" (Gén. 17:11, RSV).

Esta señal del pacto comunicaba varias verdades importantes. Primeramente, distinguía a los descendientes de Abraham de los gentiles (Efe. 2:11). En segundo lugar, perpetuaba la memoria del pacto de Dios (Gén. 17:11) y simbolizaba la circuncisión del corazón. Tercero, fomentaba el cultivo de la pureza moral (Deut. 10:16; Rom. 2:29). Cuarto, representaba la justicia que se obtiene por fe (Rom. 4:11). Quinto, prefiguraba la ordenanza cristiana del bautismo (Col. 2:11,12).

Hace unos años, un hombre de 18 años emigró al moderno estado de Israel. Como su madre era judía, él era elegible para la ciudadanía. Como parte del proceso para convertirse en un ciudadano de Israel, la ley le exigía que se circuncidara, ¡una decisión bastante complicada para un adulto! Algunos se preguntarán si la circuncisión sigue siendo una señal válida para el pueblo de Dios. Lo mejor sería responder a esta pregunta desde el punto de vista del Nuevo Testamento. El apóstol Pablo define la circuncisión de la siguiente manera: "La verdadera circuncisión está en el corazón y se hace por el Espíritu, y no por lo que está escrito" (Rom. 2:29, PDT). El Nuevo Testamento insiste en que, para el creyente, ni la circuncisión física ni la incircuncisión cuentan (1 Cor. 7:19). Sin embargo, sí se hace hincapié en que "la fe que obra por el amor" (Gál. 5:6), y qu:e convertirnos en "nuevas criaturas" (Gál. 6:15) y "guardar l^s mandamientos de Dios" (1 Cor. 7:19) continúan teniendo importancia hoy.

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1  Aquí se adopta la cronología temprana de Abraham, que data el viaje de Abraham desde Ur en el 2092 a.C. Véase J. J. Bimson, "Archaeological Data and the Datlng of the Patriarchs", en Essays on the Patriarchal Narratives, eds. A. R. Millard y D. J. Wiseman (Wlnona Lake, IN: Elsen- brauns, 1980), pp. 53-89.

Susan Pollack, "Ur", en Thé Oxford Enciclopedia of Archaeology in the Near East, ed. E. M. Meyers (Nueva York: Oxford University Press, 1997), pp. 288-291; comparar con los reportes de las excavaciones por C. Leonard Woolley, Urofthe Choldees (Ithica, NY: Cornell University Press, 1982).

2 G. H. Parke-Taylor, Yahweh: The Divine Ñame in the Bible (Waterloo, ON: Wilfred Laurier University Press, 1975); Millard C. Lind, Yahweh Is a Warrior (Scottdale, PA: Herald Press, 1980).

3  Elena de White, Patriarcas y profetas, p. 117.

4 Jean-Claude Margueron, "Ur", en Anchor Bible Dictionary, t. 6, ed. D. N. Freedman (Nueva York: Doubleday, 1992), pp. 766,767; C. E, Cárter, "A Brief History of the Third Dynasty of Ur", Biblical Archaeologist 50/3 (1987): pp. 141-143.

C. I. Scofield, ed„ The New Scofield Bible (Oxford: Oxford University Press, 1967), p. 20

5 Scofield, The New Scofiéld Blble, p. 1318.

6 pp. 123-139; Ronald Youngblood, "The Abrahamic Covenant: Cortditional or Unconditional?", en The Living and Active Word ofGod: Studies in Honor of Samuel J. Schultz, eds. Morris Inch y Ronald Youngblood (Winona Lake, IN: Eisenbrauns, 1983), pp. 31-46

7  Elena de Whlte, Patriarcas y profetas, p. 132.