vila rica

COMENTÁRIOS DA LIÇÃO DA ESCOLA SABATINA

SEGUNDO TRIMESTRE DE 2021


Complementario
Capítulo 3

EL DILUVIO, EL PACTO Y EL FUTURO DE LA HUMANIDAD

Una madre ahoga a sus cinco hijos en una bañera y luego alega estar loca. El mundo se detiene por culpa de un virus microscópico que ha infectado y matado a millones. La economía está al borde del colapso luego de que millones perdieran sus trabajos. Una explosión en el puerto de Beirut crea una onda expansiva que devasta la ciudad y se siente hasta los países vecinos. Miles de millones de langostas arrasan cpn África y Sudamérica consumiendo toda la vegetación a su paso. Estos son solo algunos de los titulares recientes qúe nos muestran un mundo fuera de control. Sin embargo, hubo un momento en que las cosas estaban peor.

Dios nos dice que la humanidad en los días de Noé estaba tan degradada, que "todos sus pensamientos tendían siempre hacia el mal" (Gén. 6:5, NVI). Pero solo'podemos captar el verdadero significado de esta descripción en el contexto de la declaración que Dios hace al final de la Creación, cuando dice que todo era "muy bueno" (Gén. 1:31, NVI). El pecado llegó a corromper tanto la creación perfecta de Dios, que su desintegración alcanzó proporciones inimaginables durante los días de Noé.

En este contexto de la devastación previa al diluvio, reflexionemos un instante en la naturaleza del pecado. Las Escrituras definen el pecado de diversas formas, que se complementan entre sí para darnos un concepto amplio de su naturaleza. El pecado es rebelión; el pecado es iniquidad; el pecado es transgresión; el pecado es desacato; el pecado es infracción de la ley; el pecado es injusticia. Todas estas definiciones incluyen una característica común: el desafío a Dios.1

EL ORIGEN, LAS CONSECUENCIAS Y LA PROPAGACIÓN DEL PECADO

La Biblia revela que el pecado ya había invadido el universo antes de la caída de Adán y Eva. Este poder satánico preexistente se manifestó por medio de la serpiente en el Jardín del Edén y sedujo al primer hombre y a la primera mujer a pecar. Génesis 3 desarrolla la trágica historia. "La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría" (Gén. 3:6, NVI). El pecado no comenzó con lujuria física o sensual; ni siquiera con lujuria visual. Esta clase de concepto de su entrada en este mundo no logra captar la genialidad del asalto de Satanás y del engaño con el que atrapó a Eva. Satanás dirigió su ataque contra la integridad y la confianza en Dios (vers. a) y sedujo a Eva, asegurándole que ella podía llegar a conocer el bien y el mal como Dios (vers. 5).'*Ser como Dios" significa no tener más necesidad de Dios. El problema del pecado en el huerto del Edén fue que Eva le dio a Satanás el lugar que solo le pertenece a Dios; y Adán, a su vez, le dio ese lugar a Eva. La transgresión de Adán y Eva representó un repudio a la autoridad de Dios y poner en tela de juicio su bondad y sabiduría, así como rechazar su justicia y dejar de confiar en él.

Como consecuencia del pecado, la actitud del hombre hacia Dios cambió. Ahora, en lugar de disfrutar de su comunión, Adán y Eva "se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto" (Gén. 3:8). También cubrieron sus cuerpos. Temían ahora encontrarse con su Señor. Tanto la vergüenza como el miedo dominaron su experiencia, lo que indica que se había producido una interrupción en su relación con Dios.

Otra consecuencia del pecado se manifestó en la actitud de los humanos hacia los demás. Adán y Eva, ahora en un estado de temor y vergüenza, comenzaron a alejarse el uno del otro (véase el versículo 12).

El pecado afectó a toda la raza cuando la muerte entró en el mundo. Dios le había dicho a la primera pareja que si comían del fruto del árbol, seguramente morirían (Gén. 2:17). La muerte, a fin de cuentas, significa separación final de Dios. Eso fue lo quf significó el primer pecado de Adán para toda la razá humiana (Rom. 5:12,14-19; 1 Cor.i5:22).

El pecado trajo consecuencias que también se extendieron al mundo físico. Dios dijo, por ejemplo: "Maldita será la tierra por tu causa" (Gén. 3:17; comparar con Rom. 8:22). Toda la creación sufrió las repercusiones deljpecado.

Desde Génesis 4 hasta Génesis 6:5, se despliega delante de nosotros el cuadro de la expansión y el crecimiento del mal. El pecado destruye como una avalancha. Produce un abismo cada vez mayor entre Dios y los seres humanos. Pasa de la desobediencia (Gén. 3:1-7) y el asesinato (Gén. 4:8) al asesinato desalmado y la lujuria desenfrenada (vers. 23, 24) y luego a la corrupción y la violencia total (Gén. 6:1-12).

Por lo tanto, cuando Dios dice sobre los días de Noé que "todo designio de los pensamientos de su corazón [del hombre] solo era de continuo al mal" (Gén. 6:5), está haciendo una evaluación completa. La palabra designio (del hebreo yeser) significa "pensamientos", "propósitos" o "intenciones". La palabra "corazón" alude a la sede del pensamiento y el razonamiento y por lo general se refiere a la mente con todas sus facultades. Qué evaluación tan increíble: ¡Todos los propósitos, intenciones y designios tanto de hombres y mujeres eran perversos continuamente!

LA REACCIÓN INTERNA DE DIOS

No es frecuente encontrar en las Escrituras vislumbres de la vida interna de Dios, pero Génesis 6:6 nos da una idea de su reacción ante el inmenso y sorprendente crecimiento del pecado. Esta revelación se presenta de dos formas. Primero, Dios "se arrepintió" (RV95) o "le pesó" (DHH). Este "arrepentimiento" no es como el arrepentimiento humano. El idioma hebreo emplea constantemente una palabra en particular en el Antiguo Testamento para referirse al arrepentimiento de Dios: nacham. Esta palabra no connota una falta de previsión por parte de Dios ni vacilación alguna en su naturaleza o propósito. En este sentido, Dios nunca se arrepiente de nada (i Sam. 15:29). Por supuesto, tampoco el arrepentimiento de Dios involucra un aspecto de culpa o pecado. La palabra se emplea simplemente para presentar la verdad "que Dios, en consonancia con su inmutabilidad, cambia de posición respecto al hombre que ha cambiado".2

La segunda reacción que revela Génesis 6:6 es la tristeza de Dios. A Dios "le dolió en su corazón"; estaba profundamente herido por la humanidad y su maldad. Esta descripción de Dios como un ser cuyo corazón puede sufrir por nuestro pecado contradice el concepto de Dios como un ente estático, abstracto, despreocupado o inflexible. Lo revela abierto a las consecuencias del pecado humano, como un Dios vivo conmovido por lo que está sucediendo entre sus criaturas humanas.

Pocos seres humanos reflexionan sobre el enorme dolor que el pecado inflige en el corazón de Dios. Piensan que él no se ve afectado por nuestra situación. Pero el cuadro bíblico lo revela de una manera diferente. La Biblia muestra a Dios completamente involucrado con el pecado; obviamente no en el sentido de que Dios mismo es pecador, sino más bien, en el sentido de que él responde con profundo dolor cuando los seres humanos pecan.

Esta revelación de lo que Dios siente nos muestra que él no juzga el pecado humano con frialdad, sino que lo trata de tal manera que pueda controlarlo. Esta clase de acción refleja el tipo de situación descrita en Génesis 6:6. Dios determinó que era necesario detener la propagación masiva y sostenida del pecado. La perversión total en el núcleo de la voluntad y el razonamiento del hombre exigían una acción drástica é inmediata. El juicio vendría en forma de un diluvio mundial que acabaría con "toda carne". Dios dijo: "Borraré de la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo" (Gén. 6:7). Este pasaje define I3 referencia de Génesis 6:13, donde Dios declara: "He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos". Deja claro que la expresión "toda carne" incluye "desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo". Habían llenado la tierra de violencia y maldad.

Por lo tanto, cuando Dios dice sobre los días de Noé que "todo designio de los pensamientos de su corazón [del hombre] solo era de continuo al mal" (Gén. 6:5), está haciendo una evaluación completa. La palabra designio (del hebreo yeser) significa "pensamientos", "propósitos" o "intenciones". La palabra "corazón" alude a la sede del pensamiento y el razonamiento y por lo general se refiere a la mente con todas sus facultades. Qué evaluación tan increíble: ¡Todos los propósitos, intenciones y designios tanto de hombres y mujeres eran perversos continuamente!

LA REACCIÓN INTERNA DE DIOS

No es frecuente encontrar en las Escrituras vislumbres de la vida interna de Dios, pero Génesis 6:6 nos da una idea de su reacción ante el inmenso y sorprendente crecimiento del pecado. Esta revelación se presenta de dos formas. Primero, Dios "se arrepintió" (RV95) o "le pesó" (DHH). Este "arrepentimiento" no es como el arrepentimiento humano. El idioma hebreo emplea constantemente una palabra en particular en el Antiguo Testamento para referirse al arrepentimiento de Dios: nacham. Esta palabra no connota una falta de previsión por parte de Dios ni vacilación alguna en su naturaleza o propósito. En este sentido, Dios nunca se arrepiente de nada (1 Sam. 15:29). Por supuesto, tampoco el arrepentimiento de Dios involucra un aspecto de culpa o pecado. La palabra se emplea simplemente para presentar la verdad "que Dios, en consonancia con su inmutabilidad, cambia de posición respecto al hombre que ha cambiado".2

La segunda reacción que revela Génesis 6:6 es la tristeza de Dios. A Dios "le dolió en su corazón"; estaba profundamente herido por la humanidad y su maldad. Esta descripción de Dios como un ser cuyo corazón puede sufrir por nuestro pecado contradice el concepto de Dios como un enteestático, abstracto, despreocupado o inflexible. Lo revela abierto a las consecuencias del pecado humano, como un Dios vivo conmovido por lo que está sucediendo entre sus criaturas humanas.

Pocos seres humanos reflexionan sobre el enorme dolor que el pecado inflige en el corazón de Dios. Piensan que él no se ve afectado por nuestra situación. Pero el cuadro bíblico lo revela de una manera diferente. La Biblia muestra a Dios completamente involucrado con el pecado; obviamente no en el sentido de que Dios mismo es pecador, sino más bien, en el sentido de que él responde con profundo dolor cuando los seres humanos pecan.

Esta revelación de lo que Dios siente nos muestra que él no juzga el pecado humano con frialdad, sino que lo trata de tal manera que pueda controlarlo. Esta clase de acción refleja el tipo de situación descrita en Génesis 6:6. Dios determinó que era necesario detener la propagación masiva y sostenida del pecadó. La perversión total en el núcleo de la voluntad y el razonamiento del hombre exigían una acción drástica é inmediata. El juicio vendría en forma de un diluvio mundial qué acabaría con "toda carne". Dios dijo: "Borraré de la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo" (Gén. 6:7). Este pasaje define la, referencia de Génesis 6:13, donde Dios declara: "He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos". Deja claro que la expresión "toda carne" incluye "desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo". Habían llenado la tierra de violencia y maldad.

LA GRACIA DE DIOS PARA LA SALVACIÓN DE LOS JUSTOS

Varias declaraciones importantes de Génesis 6, en particular los versículos 8 y 9, se refieren a la salvación de Noé y su familia. Tres características principales de la vida de Noé contrastan vividamente con la maldad, la violencia y la corrupción de su propia generación. Primero, Noé era un "hombre justo" (Gén. 6:9, RV95, NVI, NTV, etc.). Su justicia -se basaba en la integridad de su relación con el Señor. Una persona "justa" en el Antiguo Testamento se refiere a la relación con Dios en la que vive. Si una persona mantiene una relación de fe, confianza y seguridad en Dios, con la consiguiente obediencia a su Dios, entonces se le llama "justo".

En segundo lugar, a Noé se le denomina "intachable" (vers. 9, NTV) o "perfecto". Estas palabras no connotan un estado de perfección absoluta o impecabilidad, sino más bien integridad moral. Esta totalidad de compromiso lo posicionaba sin culpa ante Dios.

En tercer lugar, se nos dice que "caminó Noé con Dios" (vers. 9). La expresión denota constancia, alguien que no se desvía en sus principios. Noé fue el último miembro de la era antediluviana y el primero de la era posdiluviana en caminar con Dios. Como tal, ejemplifica el remanente de fe que sobrevive al cataclismo al final de los tiempos (Heb. 11:7).

EL PACTO CON NOÉ

Ya mencionamos que la primera referencia explícita de las Escrituras en la que Dios hace un pacto aparece en Génesis 6:18: "Pero estableceré mi pacto contigo, y tú entrarás en el arca, con tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos". Una comparación detallada de la redacción de este versículo con otras declaraciones de pacto en el Antiguo y Nuevo

Testamentos revela que contiene los elementos esenciales del pacto bíblico. Definitivamente el pacto de Dios con Noé es un pacto entre Dios y el hombre.

Podemos ver que se menciona a los partícipes del pacto, a saber: Dios y el hombre. En todos los pactos bíblicos, Dios y el hombre se relacionan entre sí, y Dios toma la iniciativa. Lo mismo ocurre aquí.

La orden: "Entrarás en el arca", sugiere que el pacto de Dios con Noé estipula una obligación. Este pacto dista mucho de ser un contrato, alianza, vínculo o acuerdo entre Dios y Noé. De hecho, es el pacto de Dios ("mi pacto"), en el que Noé y su familia son destinatarios y beneficiarios de la bendición resultante de la obediencia.

La declaración de Génesis 6:18, aunque breve, contiene conceptos profundos. Predice acontecimientos futuros para la humanidad. Cuando Dios establece el pacto con el que sobrevivirá al diluvio con su familia, dispensa su abundante gracia y misericordia. La seguridad de la humanidad en el presente y la seguridad de la salvación en el futuro surgen de la gracia de Dios y de la acción divina a su favor. Dios se muestra a sí mismo domo un Dios misericordioso y compasivo, firme en su ajnor por la humanidad.

La expresión'típica que se utiliza cuando se establece un pacto: "cortar un pacto", que se emplea en ochenta lugares del Antiguo Testamento, no está presente en este pasaje; así como tampoco la común y apropiada expresión idiopá-tica moderna: "hacer un pacto". El término que se utiliza aquí es establecer (heqim). Una investigación cuidadosa de este término en relación con el pacto, revela el significado de "mantener" o "confirmar" (véase Deut. 9:5; 27:26; i Sam. 15:11; 2 Sam. 7:25; 2 Rey. 23:3, 24; etc.). Esto sugiere que el establecimiento del pacto por parte de Dios implicaba mantener un compromiso al que Dios se había comprometido anteriormente.

Aunque Génesis 6:18 representa la primera referencia a un pacto en la Biblia, el uso de este término hebreo en particular, en este caso, implica que Dios había hecho previamente un pacto con la humanidad. En este sentido, el pacto de Dios con Noé puede verse como una renovación de su pacto con Adán, al que la Biblia apunta implícitamente en Génesis 3:15.

Noé obviamente respondió con fe y obediencia a la invitación de Dios de entrar en un pacto con él al entrar en el arca. Noé y su familia demostraron el tipo de obediencia en la que la obediencia surge de una confianza total y completa en Dios, en lugar de la obediencia destinada a ganar mérito ante los ojos de Dios.

Génesis 9:8 al 17 describe el pacto posdiluviano que Dios estableció con Noé y su familia. Su alcance también incluye a los animales y demuestra que la cobertura por la gracia de Dios no depende necesariamente de la comprensión u obediencia por parte de los beneficiarios del pacto. Es importante resaltar que el pacto en Génesis 9:8 al 17 es el primero y único en la Biblia de alcance totalmente universal.

El pacto posdiluviano que Dios hizo con Noé se describe a veces como un pacto incondicional porque no menciona ninguna condición u obligación específica que los seres humanos deben cumplir. Sin embargo, no está del todo claro si las instrucciones de los siete versículos anteriores deben considerarse como obligaciones del pacto. Algunos eruditos afirman que están relacionadas y, por lo tanto, sugieren que el pacto es condicional. En cualquier g$so, aunque no se observan fácilmente obligaciones explícitas, se supone que deben estar implícitas, porque estas forman parte de todos los pactos.

En el pacto que Dios estableció con Noé después del Diluvio, Dios prometió que nunca más un diluvio causaría la destrucción universal de la tierra. Pero esta promesa no implica que Dios esté obligado a no volver a destruir el mundo nunca más por medios que no sean el agua. Su plan, declarado, es usar un gran fuego destructivo que acabará con toda la maldad al final de la historia de este mundo (2 Ped. 3:7,10,11; Apoc. 20:9). Este plan de ninguna manera contradice la promesa que Dios le hizo a Noé y sus descendientes. "Así Dios destruirá a los impíos de la tierra. Pero los justos serán preservados en medio de estas conmociones, como lo fue Noé en el arca. Dios será su refugio, y bajo sus alas protectoras estarán confiados".3

Solo tres pactos bíblicos contienen señales explícitas del pacto. En el pacto posdiluviano de Noé, la señal fue el arcoíris (Gén. 9:12,13) producido por la refracción de la luz del sol al pasar a través de las gotas de lluvia. Dado que las señales bíblicas cumplen funciones importantes, es importante comprender la naturaleza de la señal relacionada con este pacto. Por definición, las señales apuntan a algo más allá de ellas mismas, haciendo las veces de compromiso o garantía. Pueden impartir conocimiento, servir de protección, como fortalecimiento de la fe, como recordatorio y como confirmación.

La mayoría de estos elementos están contenidos en la señal del arcoíris. En-epntraste con las otras dos señales del pacto (que se discutirán más adelante), el arcoíris es una señal física extérna en el cielo que le recuerda al Señor su pacto (vers. 15,16) de no volver a destruir la tierra con un diluvio. Aunque el arcoíris nos recuerda que Dios en una ocasión castigó la maldad con un diluvio mundial, también garantiza que cuando las nubes traen lluvia, no debemos temer otro diluvio. Nos recuerda que Dios ha cumplido y cumplirá su promesa de no traer nunca más un diluvio para destruir la tierra. El arcoíris, como recordatorio de la fidelidad de Dios a su promesa, debe generar fidelidad en

nosotros y servir como un poderoso elemento disuasorio para una vida de pecado.

EL PACTO Y EL REMANENTE DE LA FE

Pocos se dan cuenta de que la primera mención explícita de un remanente en la Biblia está en Génesis 7:23: "Solamente quedó Noé y los que con él estaban en el arca".4 La palabra traducida como "quedó" deriva de la raíz hebrea sa'ar, usada en sus diversas formas para expresar la idea del remanente en el Antiguo Testamento.

En contraste con esta referencia explícita, hay una referencia anterior en el Antiguo Testamento a un remanente, dentro del relato del primer asesinato. Luego de la muerte de Abel, solo Caín quedó como el progenitor de la raza humana hasta que le nacieran otros hijos a Adán y Eva (Gén. 4:1-15). De manera significativa y comprensible, no se hace referencia a Caín como remanente porque no es un ejemplo de un remanente de fe, que es un tema recurrente en el Antiguo Testamento. En contraste con la referencia a un remanente literal en el caso de Caín, la referencia a un remanente fiel en Génesis 7:23 es más significativa. Noé y su familia sobrevivieron al Diluvio y se convirtieron en portadores de vida para el futuro de toda la humanidad. Por medio de ellos, también llegaron todas las bendiciones

de vida a la humanidad posdiluviana. - *.»

4 Para una mejor comprensión del concepto del remanente, véase Gerhard F. Hasel, The Remnant: The Hlstory and Theology ofthe Remnant Idea from Genesis to Isalah (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1975); Hasel, "Remnant", Interpreter's Dictionary of the Blble, t. supl. (Nashville: Abingdon, 1976), pp. 735-736. Clifford Goldstein, El remanente: ¿Realidad bíblica o ilusión sin base? (Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1999).

No podemos pasar por alto el hecho de que el remanente que sobrevivió a la primera catástrofe mundial'eran personas justas y de fe (Gén. 6:9 y 7:i). Dado que la Biblia usa el Diluvio de Noé como un tipo de la destrucción del tiempo del fin, esta observación tiene mucho significado. También es importante reconocer que el remanente que será salvo en el tiempo del fin nuevamente será aquel que responda a Dios por fe y obediencia. Será un remanente que, como Noé, estará en la relación correcta con Dios, un remanente perfecto en su esfera, un remanente que caminará con Dios (Apoc. 12:17).

¿Quiénes pertenecerán al remanente del tiempo del fin? ¿Calificarás como miembro?

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1  Para un estudio completo sobre la doctrina del pecado, véase John M. Fowler, "Pecado" en Tratado de teología adventista del séptimo día, Raoul Dederen, ed. (Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2009), pp. 265-307.

Francis D. Nichol, ed„ Comentario bíblico adventista (Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1996), 1.1, pp. 263,264.

2  Francis D. Nichol. ed„ Comentario bíblico adventista (Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1996), 1.1, pp. 263,264.

3  Elena de White, Patriarcas y profetas, p. 101.