Lección 1 MATERIAL AUXILIAR PARA EL MAESTRO
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TEXTO CLAVE: GÉNESIS 1:26, 27
RESEÑA
Dios creó a la humanidad a su imagen para que pudiera existir una relación profunda entre él y nosotros. El desprecio de Adán y Eva por la voluntad de Dios destrozó esa relación. Sin embargo, Dios tenía un plan de contingencia: la restauración de la relación quebrada a través de Jesús, su Hijo.
COMENTARIO
La curiosidad irreverente es una trampa de fe diabólica en la que se intenta penetrar verdades que Dios nunca tuvo la intención de que se investigaran (ver Deut. 29:29). “Pero cuando Dios dijo a su Hijo: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen’ [Ge´n. 1:26], Satana´s sintio´ celos de Jesu´s. Deseaba que se lo consultase con respecto a la formacio´n del hombre, y porque no fue consultado, se lleno´ de envidia, celos y odio” (PE 17).
Tortugas hasta el fondo
En Génesis 1:1, el verbo hebreo especial bara (crear) expresa la habilidad de la Deidad para convertir energía en materia. Algunos creen que el verbo bara expresa la liberación divina de energías creadoras, las que produjeron algo de la nada. Bara se habría llevado a cabo con “absoluta originalidad, es decir [...] un comienzo y un surgimiento de la nada (ex nihilo), y no un mero moldeado de materia preexistente o de premateria” (H. Kuhn, “God Makes”, p. 481).
La fe perenne prospera en la medianoche de las cosas divinas desconocidas, y brilla como un faro golpeado por una tormenta, que se mantiene firme, a pesar de las olas de incredulidad. Una fe como esta es la que sobrevive a la neblina de los sistemas de creencias no bíblicos con respecto al origen de la humanidad.
“El espiritismo ensen~a ‘que el hombre es un ser susceptible de adelanto’ ” (CS 610). “El darwinismo social [...] sienta las bases para que los genetistas y biólogos, bajo el manto de la ciencia, categoricen a los seres humanos de una manera que apoye la superioridad racial, una idea que alcanzó su apogeo en la Alemania nazi” (C. E. Bradford, Sabbath Roots: The African Connection, pp. 66, 67).
A imagen del Creador
En la siguiente obra, se ha sugerido que “tselem (imagen) denota el contorno de la sombra de una figura, y damuth (semejanza), la correspondencia o la semejanza de esa sombra con la figura” (H. D. M. Spence y J. S. Excell, eds., The Pulpit Commentary, t. 1, Genesis-Exodus, p. 30).
“A semejanza de Dios, [el hombre] tenía la capacidad de escoger, es decir, la libertad de pensar y actuar con referencia a imperativos morales. De este modo, era libre de amar y obedecer o de desconfiar y desobedecer” (Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Creencias de los Adventistas del Se´ptimo Día, pp. 116, 117).
Dios y la humanidad juntos
En el sentido bíblico, cuando “Dios bendice”, autoriza la función o el cumplimiento de la cosa bendecida. “Dios creó al hombre para la gloria divina, para que después de pasar por la prueba y la aflicción la familia humana pudiera llegar a ser una con la familia celestial. El propósito de Dios era repoblar el cielo con la familia humana, si hubiera demostrado obediencia a cada palabra divina” (Comentarios de Elena de White, CBA 1:1.096, énfasis añadido; ver además Isa. 43:7).
En el árbol
“Los seguidores de Satana´s salieron a su encuentro, y e´l se levantó, asumiendo un aire arrogante, y les informó acerca de sus planes para apartar de Dios al noble Adán y a su compañera Eva. [...] Y si lograban tener acceso al árbol de la vida que estaba en medio del jardín, su fortaleza sería, según ellos, igual a la de los ángeles santos, y ni Dios mismo podría expulsarlos de allí” (HR 29, 30).
En términos sencillos, Dios le advirtió a la inocente pareja que evitara un árbol especial, que la Deidad se reservaba. “El Sen~or me dio un vistazo de otros mundos. Me dieron alas y un ángel me acompañó desde la ciudad hasta un lugar brillante [...]. La hierba del lugar era de un verde vivo y las aves gorjeaban un canto dulce. Sus moradores eran de todas las estaturas; eran nobles, majestuosos y hermosos. [...] Después vi dos árboles, uno de los cuales se parecía mucho al árbol de la vida en la ciudad. El fruto de ambos lucía hermoso, pero no debían comer de uno de ellos. Tenían derecho a comer de ambos, pero les estaba vedado comer de uno. Entonces mi ángel acompañante me dijo: ‘Nadie en este lugar ha probado del árbol prohibido’ ” (PE 70; ver además Gén. 2:15-17).
Fin de la relación
La teología de la rebelión humana está ligada al razonamiento impío de Adán, que ingirió el fruto prohibido del relativismo.
El relativismo, un nuevo paradigma del mal, por el cual el yo retiene la tendencia a decidir sus propios parámetros de moralidad, compite con la voluntad soberana de Dios, y es totalmente invencible, salvo mediante intervención divina (ver Juec. 21:25).
Los resultados fueron trágicos.
“Ambos comieron, y [...] obtuvieron [...] el conocimiento del pecado y un sentimiento de culpa. El manto de luz que los envolvi´a pronto desaparecio´ y, presas del sentimiento de culpa y de haber perdido la proteccio´n divina, un temblor se apoderó de ellos” (HR 39, énfasis añadido).
APLICACIÓN A LA VIDA
Para reflexionar: Vivimos con los efectos del pecado en todos los aspectos de nuestra vida. Existe una doctrina teológica llamada “Depravación total”. Aunque no significa lo que la frase implica comúnmente en la actualidad, no es muy diferente. Se trata de la idea de que todos los aspectos de la existencia humana han sido afectados por el pecado.
Desafortunadamente, parece que así es.