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COMENTÁRIOS DA LIÇÃO DA ESCOLA SABATINA

PRIMEIRO TRIMESTRE DE 2021


Capítulo 11

¿POR QUE NO ACEPTAS EL REGALO GRATUITO DE DIOS?

Isaías 55,56,58

Isaías 55:i proclama una invitación: "Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche". , Esto suena a contradicción: "¡Los que no tienen dinero, venid, comprad!" ¿Cómo sonaría eso para una persona sin techo ni dinero? Púede parecer una burla cruel. Pero, las siguientes palabra^ de Isaías cambian la imagen: "Sin dinero y sin precio".

¿Por qué Isaías dice "comprar" (verbo hebreo de la raíz sh-b-r), cuando estos líquidos vivificantes son gratuitos? El significado habitual de "comprar" (incluyendo sh-b-r) es obtener algo a cambio de un pago (comparar con Gén. 47:14; Deut. 2:6). ¿Qué pago tiene en mente Isaías? ¿Es un truco, como muchas estafas que son demasiado buenas para ser verdad?

LA TRANSACCIÓN DE LA SALVACIÓN GRATUITA

Isaías realmente quiso decir "comprar", pero el precio es cero shekels. El único requisito es "ir" y aceptar el obsequio;

pero eso no es un pago. ¿Por qué hablar de un regalo gratuito de esta manera tan extraña? Para enfatizar el valor del regalo, y el hecho de que aceptarlo es una transacción; es decir, una transferencia de algo valioso que uno debe aceptar por decisión propia.

La invitación de Isaías no era para que su pueblo fuera a él, sino al Señor, quien continúa su llamado: "Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David. He aquí que yo lo di por testigo a los pueblos, por jefe y por maestro a las naciones" (Isa. 55:3,4).

De hecho, hay condiciones implícitas, pero son buenas. El interés de Dios no es simplemente otorgar un regalo único, sino restaurar una relación continua de compromiso mutuo, un "pacto eterno" (ver también 61:8), en el que cuidaría de su pueblo para siempre. Él no quiere una cita, propone matrimonio. El obsequio es mucho más grande que solo agua, vino y leche (55:1).

Si quieres ver qué tipo de relación tiene el Señor en mente, recuerda lo que hizo por David: exaltó a David de pastorear ovejas a pastorear a su pueblo, Israel (ver Sal. 78:70-72), y a gobernar un imperio como un "líder entre las naciones" (Isa. 55:4, NTV). ¿Por qué? Porque Dios lo amaba. Ahora el Señor, motivado de manera similar por el amor, ofrece el mismo tipo de pacto a los habitantes de Judá en la época de Isaías. Él quiere ensalzarlos a una posición de liderazgo sobre otras naciones, que vendrían a ellos cuando*., los llamaran (vers. 5) como las ovejas vienen a un pastor cuando él las llama. Dios no espera que el pueblo de Judá acepte su ofrecimiento con fe ciega, sino en virtud de su historial con David. 1

Aceptar un regalo del donante requiere esfuerzo. Este esfuerzo implica cooperar con Dios para recibir su regalo de perdón y salvación. Requiere dejar algunas cosas de

lado: "Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos" (vers. 7).

Es difícil entender la compasión de Dios, porque nos hemos rebelado contra él. ¿Haríamos lo mismo si estuviéramos en su lugar? Sin embargo, él nos asegura !que su misericordia hacia nosotros va mucho más allá de nuestra propia imaginación: "Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos" (vers. 8,9). No podemos, ni necesitamos, entender el misterio completo de por qué Dios nos salva y cómo lo hace; solo necesitamos aceptar el regalo.

No tendría sentido rechazar el regalo ni tratar de trabajar y pagar por una alternativa insuficiente y defectuosa (comparar con el vers. 2). Nadie, por rico que sea, puede "pagarle a Dios porque le salve la vida" (Sal. 49:7, DHH). Dios ha pagado, con sangre, el terrible costo de darnos misericordia con plena justicia a través de la experiencia de la segunda muerte de su Siervo sufriente (Isa. 53¿ Dan. 9:26). Si aceptamos su regalo, todp traffejo forzoso, lágrima o sudor que produzcamos es solo una parte de recibir el regalo. Nunca estaremos reembolsando a Dios ni siquiera por una fracción de lo que él ha dado, que es gratis para nosotros, "sin dinero y sin precio" (Isa. 55:i).

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SALVACIÓN DISPONIBLE PARA TODOS

Isaías 56 comienza: "Así dijo Jehová: Guardad derecho, y haced justicia; porque cercana está mi salvación para venir, y mi justicia para manifestarse" (vers. i).

La combinación de los términos hebreos para "derecho" (mishpat) y "justicia" (tsedaqah) es frecuente en el Antiguo

Testamento, incluso en Isaías. Las dos palabras transmiten una idea combinada; generalmente, el concepto de que los seres humanos tratan a los demás con justicia (2 Sam. 8:15). Cerca del comienzo del libro de Isaías, las palabras "Sion será rescatada con juicio [mishpat], y los convertidos de ella con justicia [tsedaqah]" (Isa. 1:27), se refieren a la justicia social en oposición a las injusticias sociales, como la violencia, la corrupción y la opresión (vers. 21-26; ver también Isa. 5:7 en el contexto del resto del cap. 5). »

Dios brinda un buen ejemplo a los seres humanos: "Pero Jehová de los ejércitos será exaltado enjuicio, y el Dios Santo será santificado con justicia" (5:i6). Él "no hace acepción de personas, ni toma cohecho; que hace justicia al huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido" (Deut. 10:17,18).

El Señor pronuncia una bendición sobre quien "hace esto" (56:2); es decir,-trata a los demás de manera justa y santifica el sábado (vers. 1, 2). Los siguientes versículos ponen la bendición a disposición de cualquiera que sea fiel al Señor, aunque no sean israelitas (vers. 3-8). Dios eligió a Abraham y a sus descendientes no para limitar la salvación solo a ellos, sino para privilegiarlos con la responsabilidad de servir como un canal de revelación a través del cual todas las naciones serían bendecidas (Gén. 12:3; 22:18).

Desde el principio, la nación de Israel tenía residentes no israelitas entre ellos, con quienes podía compartir las bendiciones del Señor. Una "multitud de toda clase de gen* tes" salió de Egipto con los israelitas (Éxo. 12:38), y las leyes divinas para Israel que se registran en el Pentateuco (los cinco libros de Moisés) se refieren repetidamente a extranjeros residentes y forasteros (del hebreo ger) que vivían con ellos. Estos no estaban obligados a convertirse a la religión del Dios de Israel, YHWH, pero no debían mostrar falta de respeto al violar sus leyes (12:19).

Dios atrajo a extranjeros a su comunidad. Si lo deseaban, los extranjeros residentes podían celebrar la fiesta de la Pascua con los israelitas, si ellos (es decir, los varones) se circuncidaban (Éxo. 12:48). También podían ofrecer sacrificios al Señor (Lev. 17:8,9). La Ley de Dios protegía y beneficiaba a los extranjeros residentes, junto con las viudas y los huérfanos, que solían ser pobres y vulnerables a la opresión (Éxo. 22:21-24; 23:9; Lev. 19:10). Este tipo de protección es única en el antiguo Cercano Oriente; ninguna de las otras recopilaciones de leyes antiguas del Cercano Oriente, como las leyes de Hammurabi, las leyes hititas y las leyes asirías (Imperio Medio Asirio), incluyen la preocupación por ayudar a los extranjeros.

La ley bíblica iba aún más lejos: "Como a un natural de vosotros tendréis al extranjero que more entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto" (Lev. 19:34). Esto es notable, ya que extiende el principio de Levítico 19:18: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" a los no israelitas, como lo hizo Jesús (Luc. 10:29-37). Y anticipa la declaración general de Pablo sobre la igualdad y la unidad del evangelio: "Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois ,uno éh Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa" (Gal. 3t28,29).

El racismo, la xenofobia, las distinciones de clase y el elitismo no tienen lugar en la religión del Dios verdadero ni en el estilo de vida y las actitudes de su pueblo, quienes son todos hermanos y hermanas creados a imagen de Dios. Los verdaderos cristianos brindan generosa cortesía y asistencia a los extranjeros, incluidos los inmigrantes, y atraen a otros a la comunión con ellos, ya que Jesús comía con toda clase de personas (Mat. 9:10-13).

Isaías 56:3 al 8, sobre la base del contexto del Pentateuco, desarrolla un magnífico manifiesto de inclusión dirigido a los extranjeros y también a los eunucos. En este pasaje, la palabra hebrea para "extranjero" se refiere a los extranjeros en general, no solo a los extranjeros residentes. Si algún extranjero se unía al Señor, él lo aceptaría sin reservas, reuniéndolo junto con los israelitas que han sido dispersados, aparentemente por el Exilio (vers. 8), y dándoles alegría en su "casa de oración" (vers. 7). El Templo siempre había sido un lugar de oración (p. ej., 1 Sam. 1:9-16; 1 Rey. 8:22-54). El Señor explícito y enfatizó que su casa de oración era 'para todos los pueblos" (Isa. 56:7). La hospitalidad de Dios es universal: todos los que desean una relación con él son bienvenidos en su casa. Este es un modelo para las congregaciones de iglesias cristianas: todos los que quieran adorar al Señor deben ser bienvenidos.

En Isaías 56:3 al 8, Dios anima a los eunucos, junto con los extranjeros. De acuerdo con la ley bíblica, "no entrará en la congregación de Jehová el que tenga magullados los testículos,, o amputado su miembro viril" (Deut. 23:1). La congregación (del hebreo qahal) era la comunidad de israelitas varones de pleno derecho que gobernaban la nación. Se esperaba que los israelitas tuvieran hijos para perpetuar el legado de sus familias, incluida la posesión de la propiedad en la Tierra Prometida, desde sus antepasados hasta sus descendientes (p. ej., Núm. 27:1-11; Deut. 25:5-10; Rut 4). Es poco probable que un hombre israelita decidiera hacerse eunuco, aunque esto podría suceder como resultado de un grave accidente.

Sin embargo, cuando los reyes de Israel y de Judá tuvieron harenes, al menos algunos de ellos usaba eunucos como sirvientes en su palacio (2 Rey. 9:32; Jer. 29:2; 34:19; 38:7), de acuerdo con la antigua práctica del Cercano Oriente. Esto era para evitar que cualquiera de esos hombres, que podrían ser elevados funcionarios que trabajaban cerca de las damas de la corte real (p. ej., Est. 2:3,14,15), tuvieran relaciones sexuales con cualquiera de estas mujeres; se incluía el intento de tomar el trono (comparar con 2 Sam. 16:21,22; 1 Rey. 2:13-25). Un eunuco nunca podría convertirse en rey, porque no podría tener un heredero.

Isaías informó a Ezequías que, cuando los babilonios tomaran Judá, "de tus hijos que saldrán de ti [...] tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia" (Isa. 39:7; paralelo a 2 Rey. 20:18). Esos hombres no solo serían separados de su pueblo en el sentido de que serían cautivos en una tierra extranjera, sino también se los excluiría permanentemente de la comunidad del pueblo de Dios como miembros de pleno derecho, porque se les había negado un legado o "vida después de la muerte", ante la imposibilidad de tener hijos.

Sin embargo, Dios les dio esperanza a los eunucos, dicién-doles que, si eran fieles a él y guardaban su Pacto, les daría un legado aún mayor que el de los hijos: "Nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá [del hebreo k-r-t]" (Isa. 56:5). Serían parte de la comunidad del Pacto del Señor en un sentido superior. De hecho, la Escritura ha inmortalizado la fidelidad de algunos eunucos-, como Ebed-melec, el eunuco etíope que rescató al profeta Jeremías de una cisterna con lodo en el fondo (Jen 38:6-13), y otro eunuco etíope, "funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros" (líech. 8:27), quien aceptó el evangelio de Jesucristo tal como estaba registrado en Isaías 53, según Felipe se lo explicó (Hech. 8:28-39).

La costumbre de convertir a los hombrea en eunucos ya no existe, pero el principio del mensaje de Isaías es relevante para los miembros de la comunidad de fe de Dios que no tienen hijos. Su legado no depende de tener una familia, sino de ser leales a Dios, ya que Jeremías fue fiel durante su largo ministerio siendo soltero, porque el Señor le ordenó: "No tomarás para ti mujer, ni tendrás hijos ni hijas en este lugar" (Jer. 16:2).

BENEFICIOS DEL VERDADERO AYUNO Y LA OBSERVANCIA DEL SÁBADO

El Señor promete que quienes "guarden derecho", guarden el sábado y busquen no hacer el mal serán bendecidos (Isa. 56:i, 2). Isaías 58 desarrolla este tema, combinándolo con una severa reprimenda contra los habitantes de Judá por su hipocresía religiosa, como en Isaías 1:10 al 17. Mientras que Isaías 56:2 se refiere al sábado semanal (ver* también el vers. 4), Isaías 58 aborda la observancia del día de reposo del Día de Expiación, el único día de reposo ceremonial en el que se prohibía trabajar, al igual que el sábado semanal, y el pueblo debía practicar el renunciamiento que incluía el ayuno (Lev. 16:29,3i; 23:26-32; comparar con Sal. 35:13).

El Día de la Expiación era el día más sagrado del año litúrgico israelita, porque era el único día en que al sumo sacerdote se le permitía ingresar en el Lugar Santísimo del Templo (llamado el "santuario", o "santuario Santo", en Lev. 16). Este sumo sacerdote purgaba ritualmente todo el Santuario de los pecados y las impurezas rituales físicas de los israelitas mediante la aplicación de sangre sacrificial (vers. 14-16,18,19). Como resultado, los israelitas que demostraban su lealtad a Dios al observar este sábado y humillarse a través de la abnegación recibían la purificación moral final de sus pecados (vers. 29-31); es decir, de los pecados por los que el Señor ya los había perdonado a través de sacrificios (Lev. 4:20,26,31, etc.) que prefiguraban el sacrificio de CristW (Juan 1:29). El pueblo no necesitaba volver a recibir el perdón. Los rituales de ese día evidenciaban que se vindicaba la justicia de Dios al perdonarlos misericordiosamente. Era justo cuando justificaba a las personas correctas: aquellos que tenían fe (Rom. 3\26)}

1 Para una explicación del servicio del Día de la Expiación y su significado,

El Día de la Expiación, el décimo día del séptimo mes, era el Día del Juicio anual de Israel; separaba al leal de todo aquel que deslealmente no se abstenía del trabajo ni practicaba la abnegación. Esta persona sería "cortada", o destruida, por Dios (Lev. 23:29,30).

Es en este contexto solemne que podemos percibir toda la fuerza de la reprensión de Isaías 58. El capítulo comienza con estas palabras: "Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado" (vers. 1).

Esta afirmación es irónica por dos razones. En primer lugar, el primer día del séptimo mes, diez días antes del Día de la Expiación, había "una conmemoración al son de trompetas" (Lev. 23:24; "trompetas" está implícito en hebreo). Esto marcaba el comienzo de la temporada de festividades del séptimo mes y se iniciaban los preparativos para el Día de la Expiación. Ahora, Dios ordena al profeta que reprenda a su pueblo con una "voz como trompeta. En segundo lugar, los términos hebreos usados aquí para las faltas morales ("rebelión" (pesha') y "pecado" (khatta't) son los mismos y en el mismo orden que.^n Levítico 16:16, donde el sumo sacerdote elimina estos ¿nales del Lugar Santísimo. En el Día de la Expiación; cuando el sumo sacerdote quitara del Santuario los pecados del pueblo, ¡el pueblo aún estaría cometiendo el mismo tipo de pecados!

Los habitantes de Judá estaban actuando de manera justa al seguir las instrucciones de Dios de practicar el renunciamiento en el Día de la Expiación (Isa. 58:3; ver también el vers. 2), pero al mismo tiempo, estaban buscando su propio

ver Roy Gane, The Sanctuary and Salvation: The Practícal Signiñcance of Chríst'sSacrifice andPriesthood(Madrid, España: Editorial Safeliz, 2019), pp, 193-209,217-222,231-237; Roy Gane, "Leviticus, Numbers", NIVApplication Commentary (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2004), pp. 270-297.

placer, quebrantando así el sábado (comparar con el vers. 13), oprimiendo a sus trabajadores y metiéndose en discusiones, e incluso peleas (vers. 3, 4). Esto es exactamente lo contrario de guardar derecho, observar el sábado y guardar las manos (¡incluidos los puños!) "de hacer todo mal" (Isa. 56:1,2). Si esto es lo que los habitantes de Judá entendían por día de ayuno, porque mantenían una fachada de falsa humildad, Dios no quería tener nada que ver con eso (Isa. 58:4,5).

Dios no estaba aboliendo sus mandatos de practicar ei renunciamiento y abstenerse de trabajar en el Día de la Expiación. Más bien, en el resto de Isaías 58, explica el significado que está detrás del auténtico ayuno (vers. 6-12) y el descanso sabático (vers. 13,14) que él acepta. Ambas prácticas reflejan humildad hacia Dios como Creador y Proveedor de alimentos (Gén. 1,2), y humildad en relación con otros seres humanos, porque el ayuno y el descanso hacen que todos sean iguales. Nadie come más o mejor o hace un trabajo más importante que otro, porque nadie come ni trabaja en estas ocasiones. La humildad es crucial para nuestra relación con Dios, quien habita "con el quebrantado y humilde de espíritu" (Isa. 57:15).

Reconocer la dependencia de Dios y la igualdad con los demás, como lo demuestra el ayuno, implica que a medida que Dios satisface las necesidades de su pueblo, este debe ayudar a otros a satisfacer los tipos de necesidades que les son satisfechas. Por lo tanto, el pueblo de Dios no solo debe tratar a los demás de manera justa, sino también libelar a los oprimidos (¡incluso de los opresores que pueden no apreciar esto, como los dueños de esclavos y los traficantes de personas!), alimentar a los hambrientos, alojar a las personas sin techo y vestir a los desnudos (Isa. 58:6,7; ver también los vers. 9,10; Mat. 25:31-46; Sant. 1:27).

Dios es generoso con los que son generosos con los demás, y les promete bendiciones maravillosas: restauración, respuestas a las oraciones, orientación y satisfacción (Isa. 58:8,9,10-12).

Isaías 58:13 y 14 concluyen el capítulo abordando el tema del sábado. El contexto principal es el Día de la Expiación, pero los principios de estos versículos también se aplican al sábado semanal. Los versículos expresan condiciones y resultados: Si obedeces las instrucciones de Dios (vers. 13), entonces disfrutarás de las bendiciones subsecuentes (vers. 14). Las condiciones son las siguientes: "Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras" (vers. 13).

Retraer "del día de reposo tu pie" significa no pisotearlo al profanarlo, quebrando el mandato de santificarlo al descansar en él (p. ej., Éxo. 20:8-11). La palabra hebrea para "tu [propia] voluntad" (Isa. 58:13) es la misma que en el versículo 3, donde los israelitas hipócritas buscaban su propio placer; es decir, buscaban cumplir sus propios deseos en el día de reposo sabático, quebrantando así el sábado. Dado que el mandato del sábado erp no hacer ningún trabajo (Lev. 16:29), está claro que estaban haciendo algo que se consideraría trabajo, junto con oprimir a sus trabajadores, lo que podría implicar obligarlos a trabajar en este día de descanso.

La interpretación correcta del texto original en hebreo acerca de no buscar hacer la propia "voluntad" (Isa. 58:13, NTV), que va en contra de siglos de maleiltendidos y suposiciones cristianas (pero no judías) basadas en las traducciones a los idiomas modernos, no descarta disfrutar del día de reposo semanal, siempre y cuando esté en armonía con el mandato de Dios de descansar, incluyendo no participar de conversaciones relacionadas con el trabajo, que equivalen a tener conversaciones idolátricas en el día de reposo. Isaías 58:13 no prohibe en absoluto el placer del sexo dentro del matrimonio durante las horas del sábado, así como tampoco prohibe el disfrute de la buena comida, el estudio de la Biblia, el compañerismo, la música en honor a Dios, la predicación ni los paseos por la naturaleza.

Existe una estrecha relación entre observar el sábado y nuestra relación con Dios: aquellos que llaman "delicia" al sábado (vers. 13) se "deleitarán en el Señor" (vers. 14). Su día es un tiempo especial para nosotros, de disfrute precioso y especial con él. El Creador bendijo el día de reposo sabático y "lo santificó" al comienzo (Gén. 2:3), y su bendición es para todos los que participan en su santidad al dedicarle estas horas sagradas. Al igual que la salvación de Dios, el sábado es gratuito, y es para todos. ¿Por qué no aceptar el extraordinario regalo gratuito de Dios?

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